Esta es la a: redondita
como la luna con frío,
como el sol, cuando zambulle
su cuerpo rojo en el río.
La e es una enredadera
de mburucuyá dormido,
haciendo rulitos verdes
con su talle delgadito.
Después viene la i nuestra…
delgada como un silbido
o una flor de camalote
navegando sin destino.
La o, de rodaja gorda
como el pan recién cocido;
después la u, como olitas
que el viento vistió de erizo.
La a encierra aguas claras,
alas, adobe, abuelito;
y la e guarda espines,
escuela, empacho, espinillos.
Pero la más importante
es la i, con sombrerito.
Porque cobija las islas,
el lugar donde nacimos.
Se ve que el pintor no sabe
o no conoce el oficio.
Debió venir a observarlas
antes de pintar el libro.
Yo nunca había visto antes
territorio tan vacío.
Tan sólo ha puesto ese palo
con un penacho sin nidos.
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